domingo, 19 de febrero de 2012

Inteligencia Emocional


La inteligencia emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede definirse como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.

 Esta inteligencia comprende tres componentes:

· Conciencia en uno mismo: es la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo.

· Autorregulación o control de sí mismo: es la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar los juicios prematuros.

· Automotivación: es la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los problemas y encontrando soluciones.


La Inteligencia Interpersonal cuyas competencias tienen que ver con el manejo social efectivo, la capacidad de relacionarse con quienes nos rodean y de crear una red de relaciones interpersonales sanas. Comprende los siguientes componentes:

· Empatía: es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales.

· Destreza social: es el talento en el manejo de las relaciones con los demás, en saber persuadir e influenciar a los demás.

  

Estas cinco competencias son muy útiles para cuatro áreas fundamentales de nuestra vida:

1. Propenden a nuestro bienestar psicológico, base para el desarrollo armónico y equilibrado de nuestra personalidad.

2. Contribuyen a nuestra buena salud física, moderando o eliminando patrones y/o hábitos psicosomáticos dañinos o destructivos, y previniendo enfermedades producidas por desequilibrios emocionales permanentes (angustia, miedo, ansiedad, ira, irritabilidad, etc.).

3. Favorecen nuestro entusiasmo y motivación. Gran parte de nuestra motivación en distintas áreas de la vida está basada en estímulos emocionales.

4. Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas, en el área familiar-afectiva, social y laboral-profesional.


Conviene señalar que estas competencias no son cualidades innatas, sino habilidades aprendidas, cada una de las cuales aporta una herramienta básica para potenciar la eficacia. La carencia de las aptitudes anteriores se denomina actualmente analfabetismo emocional.


Todos los investigadores coinciden en las características de los niños emocionalmente inteligentes, que, a modo de resumen, son las siguientes:

· Poseen un buen nivel de autoestima

· Aprenden más y mejor

· Presentan menos problemas de conducta

· Se sienten bien consigo mismos

· Son personas positivas y optimistas

· Tienen la capacidad de entender los sentimientos de los demás

· Resisten mejor la presión de sus compañeros

· Superan sin dificultad las frustraciones

· Resuelven bien los conflictos

· Son más felices, saludables y tienen más éxito