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La estimulación que prepare su desembarco feliz en la lectura debe
empezar muy pronto. Y lo mejor –y lo peor– es que depende en gran parte de
los padres. El colegio, en este aspecto como en tantos otros, será un eficaz
colaborador, pero carece del poder estimulante de los padres e, incluso, de
los abuelos y hermanos mayores.
Tiene 3, 4, 5 años... No sabe leer, pero
le gustan los cuentos. El libro es todavía un juguete mágico que le
proporciona momentos deliciosos con los adultos. Leedle ahora a vuestro hijo
o hija cuentos “interminables”, llenos de ternura; historias de animales,
cómicas o tristes, con un final feliz; “horribles” aventuras de ogros y
princesas que pongan en marcha su imaginación y despierten sus deseos de
descubrir el mundo de la lectura. Vuestra voz transmitirá a vuestro hijo mucho
más que una historia: el cuento se convierte en una inigualable corriente de
afecto y fascinación.
Lectura para los pequeños
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Afortunadamente, los niños y niñas acceden cada vez antes al mundo de las
publicaciones. Libros y revistas les proporcionan información, los ayudan a
desarrollar su fantasía y su inteligencia y a comunicarse con los demás.
La oferta es abundante, pero la selección debe ser cuidada. Existen libros
con diferentes niveles de dificultad que se adaptan a las diversas etapas de
madurez del niño: con grandes dibujos simples, de colores básicos y sin
texto; con imágenes más complicadas, acompañadas de palabras o frases
sencillas; con narraciones de cierta complejidad...
También existen libros pensados para estimular los distintos órganos de los
sentidos: con páginas de diferentes texturas para tocar y sentir; con
sonidos, olores, relieves, troquelados y pegatinas; de tela, cartón o
plástico... Todos tienen algo en común: su valor lúdico, estimulante y su
gran fuerza motivadora.
Además de libros, sirve cualquier material que facilite el contacto con la
lectura, como juegos para empezar a conocer las letras; piezas para encajar y
dominós que estimulan su observación; puzzles de grandes piezas que favorecen
su capacidad discriminatoria o CD diseñados para los más pequeños.
¿Eres un buen “cuentacuentos”?
Trucos para aficionar a los niños a la lectura
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- Mantener una cita regular con
el niño o niña y la lectura. El mejor momento, por la noche, antes de
que se duerma.
- No cortar la narración. Los
niños necesitan conocer el comienzo, el desarrollo y el fin de la
historia para comprender la estructura.
- No recordar al niño que
tendrá que aprender a leer para estudiar.
- No desmenuzar la historia con
excesivas explicaciones o preguntas sobre el texto. La magia se esfuma.
- Potenciar la conversación que
provoca la historia es de sumo interés para el niño.
- Transmitir entusiasmo al
leer: un cuento leído con cierta teatralidad acapara la atención del
niño: cambios de voz, gestos...
- Dejar a los niños que
manipulen los cuentos, los hojeen, investiguen, miren las ilustraciones,
nos comenten lo que ven...
- Las rimas, adivinanzas y
trabalenguas tienen mucha musicalidad y los divierten.
- La selección de los libros es
importantísima: ilustraciones, temas, papel.... Pero sobre todo que sean
adecuados a la edad.
- No olvidar que, a cualquier
edad, la lectura es un placer compartido.
10 Razones para leerles un cuento
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- Los cuentos ayudan al niño a
resolver sus conflictos afectivos y descargar sus angustias. Cada final
feliz le da consuelo, esperanza y confianza.
- Los cuentos aportan
experiencias variadas que aumentan su conocimiento de la realidad y van
enriqueciendo su forma de pensar y conformando sus conductas.
- Los cuentos de hadas
ahuyentan pesadillas y temores nocturnos. El niño adquiere seguridad en
sí mismo cuando comprueba que el protagonista ha sido capaz de vencer al
lobo o a la bruja.
- “Había una vez...”. Los
cuentos tradicionales tienen una gran fuerza evocadora. Tienen el poder
de introducir al niño en un mundo diferente.
- Los padres que cuentan
cuentos a sus hijos afianzan los lazos afectivos con ellos: el niño es
consciente de que sus padres están ahí para dialogar, compartir sus
fantasías, aclararle sus dudas... para estar con él.
- El cuento estimula el
lenguaje del niño y lo pone en contacto con la lengua literaria, más
cuidada que el lenguaje cotidiano. El cuento aumenta su capacidad de
comprensión y expresión.
- Los libros con imágenes,
viñetas o pictogramas provocan en el niño el deseo de comenzar a leer.
- La narración de los cuentos
fomenta su actitud de escucha y su memoria.
- Los cuentos populares que
tratan temas y costumbres de nuestra sociedad ayudan al niño a conocer
las tradiciones ancestrales.
- Al hilo de nuestras narraciones,
el niño puede inventar sus propias versiones, según su fantasía. De esta
forma, también fomentamos su creatividad.
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