miércoles, 28 de marzo de 2012

Miedo a la oscuridad


El miedo a la oscuridad es uno de los más frecuentes en los niños de 3 y 4 años y los padres se preguntan muchas veces de dónde surge. Hay que tener en cuenta varios factores.

Por un lado, en la mayoría de los cuentos y películas el malo aprovecha la protección de la oscuridad para cometer sus fechorías. Por tanto, no es tan extraño que antes o después los niños manifiesten cierto temor ante ella. Además, en estas edades su fantasía es desbordante y no acaban de distinguir bien la realidad de la ficción, lo que les crea ciertas confusiones.

Por otro lado, por la noche se produce la separación con los padres. Cada uno se va a su habitación a dormir y este temor se mezcla con el miedo a que venga 'algún malo'. En resumen, los niños asocian todas estas cosas a la oscuridad, de ahí el temor.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro hijo?

Unas veces, con dejar temporalmente un punto de luz o la puerta abierta el niño se queda tranquilo, pero otras no es suficiente. Os propongo una serie de estrategias que os pueden ser útiles:

§ Es importante crear una rutina de sueño agradable y tranquila.

§ Evitar cuentos, historias o películas que puedan causar miedo al niño, especialmente justo antes de irse a dormir.

§ Durante el día buscar juegos divertidos que se puedan hacer a oscuras dentro de la habitación por ejemplo con una linterna (jugar a las sombras, buscar un tesoro, adivinar ruidos...).

§ Si aparece una pesadilla por la noche, no encender la luz para calmarle. Se le puede calmar con la luz del pasillo, para que no asocie luz a tranquilidad.

§ No le amenacéis con lo que le da miedo si su comportamiento no es adecuado en un momento dado.

§ Podéis recurrir a cuentos infantiles que hay publicados sobre este tema y que así se pueda identificar con ese personaje, o aprovechar las ideas del personaje para superar su miedo.

§ Se puede recurrir a un muñeco o a un amuleto que le protege por la noche siempre y cuando el niño esté de acuerdo.

A veces, el niño intentará meterse en vuestra cama u os pedirá que, por favor, durmáis con él. Ésta es una decisión muy personal, pero el aceptarla no es garantía de solución. En este caso estáis metiendo el problema debajo de la alfombra y en algún otro momento saldrá a flote.

Esto no quiere decir que no os podáis quedar con él un ratito. Al contrario, no se debe dejar al niño solo con su miedo. Necesita de vuestra presencia, de vuestra comprensión y que le transmitáis calma y seguridad. Que le acompañéis un rato, le acariciéis, que escuchéis lo que tiene que decir y que desviéis su atención hacia cosas agradables. Pero tenéis que darle la oportunidad de que se vaya enfrentando a la situación él solo (aunque sea a ratitos) con las estrategias que hemos comentado anteriormente y que vea que él puede. Con vuestra presencia permanente no puede enfrentarse a su problema.

Si el temor a la oscuridad se debe a las pesadillas, es aconsejable que os hable de ellas y ver dónde está la raíz del problema para poder actuar. Si el miedo es a determinados personajes se le puede dejar claro que sólo existen en los cuentos, y que en vuestra casa no pueden entrar 'los malos'. En casa papá y mamá lo protegen. Enseñadle, por ejemplo, cómo cerráis la puerta de la calle.

Lo importante es que poco a poco el niño pueda asociar la oscuridad con tranquilidad, con cosas divertidas. Que le premiéis por los pequeños logros que vaya consiguiendo con vuestra ayuda.

Por último, un caso especial que suele conllevar dificultades: si acabáis de mudaros de casa, dadle un tiempo a que se acostumbre y que pueda sentir ese nuevo espacio como 'su' casa o 'su' habitación, y pueda ser para él reducto de protección y seguridad.


Escrito por SILVIA GIAO


jueves, 22 de marzo de 2012

Espirales de canela con glaseado de limón


Espirales-de-canela-con-glaseado-de-limonIngredientes (para 10 espirales):
  • 1 plancha de hojaldre
  • 3 cucharadas de azúcar en grano
  • 1 cucharada de canela molida
  • 1 huevo batido
  • 4 cucharadas de azúcar glass
  • 3 cucharadas de zumo de limón
Preparación:
Mezclamos el azúcar en grano y la canela molida y cubrimos con esta mezcla la plancha de hojaldre.

Enrollamos y cortamos 10 espirales, desechando los extremos.

Ponemos las espirales sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear, se pintan las espirales por los lados y por la parte superior con el huevo batido, y horneamos durante 10 minutos a 220º, aproximadamente, hasta que estén bien doradas.

Mientras se hornean, preparamos el glaseado, mezclando en una taza o bol pequeño el azúcar glass con el zumo de limón.

Una vez horneadas, se dejan templar y se cubren con el glaseado.

Receta e imágenes de María Lunarillos

miércoles, 14 de marzo de 2012

Autoestima




Consejos para estimular la autoestima de los niños

La autoestima se construye a través de un proceso de asimilación e interiorización desde el nacimiento pero que puede modificarse a lo largo de toda la vida. Se genera por la imagen que los otros nos dan de nosotros mismos y por el valor que demos a esta imagen. Es durante la infancia y adolescencia donde la autoestima crea una marca profunda, porque es en estas etapas cuando nos encontramos más vulnerables y flexibles.

Considerando que una buena autoestima hará con que el niño experimente efectos positivos como la confianza, el ánimo, el interés y el placer de aprender y de realizar sueños, es necesario que sea edificada desde que el niño sea apenas un bebé. El afecto y el cariño entre el recién nacido y sus padres, pueden ser considerados una guía de la autoestima. El bebé debe sentirse querido y abrazado por lo que es. Por eso, en el caso de que tu bebé haya nacido con alguna anomalía o deformación física, cuide para que él no sienta tu preocupación. Acércate aún más a él. El niño que no siente que es valorado por sus padres, puede desarrollar el miedo de ser abandonado.
Como siempre decimos, cada niño es único, y en el caso de que quieras construir una buena autoestima en tu hijo, debes considerar factores como su temperamento, sus habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos, y su nivel cognitivo.

Cómo estimular la autoestima en casa
Para desarrollar el sentimiento de valía personal en los hijos es necesario que estos se sientan queridos por las personas más significativas de su entorno familiar. Por esto, la clave del éxito reside en una mejora e incremento de la comunicación entre padres e hijos.

Para fomentar la autoestima del niño puedes seguir algunos pasos a seguir:

1- Incentiva el desarrollo de las responsabilidades del niño. De una manera positiva, crea algunos compromisos y exija, en un clima de participación e interacción, su cumplimiento por parte del niño.

2- Dedica a cada hijo el tiempo que sea necesario. Cuánto más íntima sea la relación con tus hijos más fuerte será la convicción de estos acerca de su valía personal. En este sentido, los niños que posean una autoestima entre baja y mediana necesitarán un contacto mucho más personal que los que tengan una autoestima alta.

3-  Da la oportunidad al niño a que tome decisiones y resuelva algún problema.

4- Solicita a tus hijos ayuda y consejo. El hecho de asignar responsabilidades a los niños contribuye a desarrollar en ellos un sentimiento de confianza y además si le pides su opinión contribuye a aumentar sus sentido de valía personal. Se recomienda que esta ayuda y consejo se soliciten y que no se exijan.

5- Refuerza con positivismo las conductas del niño. Por ejemplo, cuando él haga los deberes, o recoja sus juguetes, o se cambie de ropa solo, dile con cariño y de forma efusiva ¡qué mayor eres!, ¡Gracias por ayudarme!, o ¡lo has hecho muy bien!

6- Pon  límites claros a tu hijo, enseñándole a prever las consecuencias de su conducta. Ejemplo: "Si no recoges tus juguetes, no irás al cine". Y que no haya vuelta atrás.

7- Comparte tu vida con tus hijos. A los niños les encanta escuchar anécdotas ocurridas a sus padres. Otro aspecto, es que también les gusta que los padres les lleven a sus lugares de trabajo o a los sitios que frecuenta con sus amistades. Estos aspectos favorecen que el niño se sienta importante en la vida de sus padres.

8- Enseña a tu hijo a resolver sus propios problemas y a aprender de sus errores y faltas, de una forma positiva. Por ejemplo, si el niño no alcanza una buena nota en una asignatura escolar, anímale a estudiar más y a prepararse para superarse en el próximo examen. De nada adelantará culpabilizarlo. El niño debe sentir que un error puede ser convertido en un aprendizaje y, consecuentemente, que podrá arreglarlo si emplea más esfuerzo.

9- Se  auténtico y sincero. Este aspecto significa que con los hijos se debe ser honesto y espontáneo. Ser auténtico exige que los padres no se contradigan en las valoraciones que hagan de sí mismos y que no proyecten sus inseguridades sobre sus hijos.

10- Deja de lado las críticas que nada construyen. Los insultos no favorecerán a la autoestima del niño. En lugar, por ejemplo, de decir "eres un desordenado, tienes tu cuarto como una basura", mejor decir "No me gusta ver tu cuarto tan desordenado, me pone muy triste". Así, estarás demostrando que lo que a ti te disgusta es el desorden del cuarto, no el niño.

11-Procura trasmitir mensajes verbales y no verbales coherentes. Los niños son muy sensibles al lenguaje gestual. Por esto, se debe de tener en cuenta que la distancia física, la velocidad del habla y la expresión facial sean coherentes con el mensaje.


Autoestima en clase

La llegada a la escuela supone un reto muy importante para el alumnado, que debe comenzar a construir su propia identidad en un medio que no conoce y en el que carece del grado de confianza que disfruta en su entorno familiar.
Por ello, es de enorme importancia que el desarrollo de una adecuada y ajustada autoestima se trabaje desde los primeros momentos y desde las primeras etapas del sistema educativo en colaboración con el otro gran pilar de la vida del niño: su familia.

Basándonos en que la socialización del alumno debe hacerse atendiendo a los grandes focos de influencia en estas edades, que son la familia y la escuela, ponemos de manifiesto la importancia de las relaciones de comunicación y participación de ambas en el proceso educativo del alumnado.

El programa de autoestima en la escuela, cuyos objetivos serán:

• Adquirir una imagen positiva.
• Confiar plenamente en las propias capacidades de actuación.
• Mejorar la independencia y autonomía.
• Confiar en la docente.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Padres sobreprotectores



Para que los niños tengan un buen desarrollo emocional, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres; sin embargo, un exceso de protección puede traer más problemas que ventajas.
 Es lógico que todos los padres quieran lo mejor para sus hijos: los mejores alimentos, los cuidados médicos más avanzados, la ropa más bonita y los juguetes más estimulantes, pero bajo esta premisa algunos de ellos envuelven a sus niños entre algodones sin darse cuenta de hasta qué punto pueden perjudicar con ello el desarrollo de su personalidad.

Este tipo de padres, viven tan pendientes de sus vástagos que ponen un celo desmesurado en sus cuidados y atenciones, ven peligros donde no los hay y les ahorran todo tipo de problemas, pero a su vez les privan de un correcto aprendizaje ya que no les dejan enfrentarse a las dificultades propias de su edad de donde podrían extraer recursos y estrategias que les servirían para su futuro.
Muchos son los indicadores que pueden servirnos de ayuda a la hora de pensar si no les protegemos en exceso, algunos de los más evidentes son:
  • Observar si cuando cometen algún error o tienen algún tropiezo tendemos a disculparles y proyectamos su responsabilidad en compañeros y maestros, o bien si hablamos con ellos de sus conductas y sus resultados.
  • Analizar si tendemos a evitarles situaciones que pensamos pueden resultarles conflictivas o difíciles de resolver o, si por el contrario, procuramos prepararles para ellas.
  • Ver si nos anticipamos a sus demandas procurándoles a menudo lo que aún no han pedido, como juguetes, golosinas, distracciones, etc.
  • Pensar si estamos fomentando en ellos conductas más infantiles de las que corresponden a su edad porque quizá nos resulta difícil aceptar que están creciendo.
Una relación padres-hijos basada en la sobreprotección tiene más efectos negativos que positivos ya que a los niños les costará mucho llegar a alcanzar su madurez.

Además, impedir que un niño aprenda por sí mismo y responda espontáneamente a las situaciones que surjan a lo largo de su proceso evolutivo puede provocar:
  • La disminución en su seguridad personal.
  • Serias dificultades a la hora de tolerar las frustraciones y los desengaños.
  • Un mayor apego hacia sus padres que más adelante puede generalizarse en cualquier tipo de conducta dependiente.
  • Niños insaciables que no saben valorar nada de lo que tienen y que más que desear las cosas las piden de una forma compulsiva y sin sentido.
  • Un retraimiento o inhibición en su conducta que dificultará sus relaciones sociales: no les gusta ir de campamentos, les cuesta jugar o conversar con otros niños de su edad, no pueden afrontar situaciones nuevas.
Por tanto, si no queremos convertir a nuestros hijos en criaturas inseguras, inhibidas y dependientes, hemos de prestar atención a su desarrollo evolutivo para saber qué podemos exigirles que hagan por sí solos.
En cualquier caso, hay que ser conscientes de que van creciendo y deben ir separándose - como nosotros de ellos - para conseguir una identidad propia.
En muchas ocasiones, conviene aplicar el refrán y dejarles tropezar dos veces en la misma piedra. De los errores siempre es posible aprender.