Los niños necesitan cierta disciplina y orden para crecer de una forma equilibrada, lo que implica la necesidad de marcar límites. Los niños buscan permanentemente sobrepasar esos límites, pero en elfondo los necesitan, y los mayores debemos velar por el mantenimiento de ciertas reglas y estructuras. No obstante, el hecho de sostener dichas barreras no conviene que se realice de una manera obsesiva. En realidad debe existir cierta flexibilidad en un marco de coherencia en cuanto a palabras y actuaciones, lo que ayudará a la formación de una autodisciplina también coherente.
El hecho de
complacer permanentemente a los pequeños no les ayuda. Los padres que buscan
siempre que los niños se sientan bien y que no sufran absolutamente por
nada, en el fondo están coartando la correcta evolución del proceso madurativo
del niño, que será una persona con problemas de adaptación social al no estar
acostumbrada a controlar sus impulsos ni a ceder nunca. Por ello hay que ganarse
el respeto de los pequeños a base de insistir en los buenos patrones de comportamiento,
evitando premios innecesarios y reprendiendo sus
actuaciones cuando sea necesario…
Además de hacerle saber que no siempre sus deseos se van a cumplir, las negativas existen y le harán desarrollar su capacidad de manejar las frustraciones.
Regla
de oro para los límites:
El éxito está en la
repetición de los patrones que se entiendan como adecuados dentro del seno
familiar, actuando con
coherencia e insistiendo en lo que está bien y en lo que no lo está, en qué se
puede hacer y está dentro del sistema
de valores en el que se pretende hacer partícipe al niño.