sábado, 3 de noviembre de 2012

HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN

¿Sabías que..


si comes de forma variada aportarás a tu cuerpo los elementos necesarios para un buen crecimiento y
tendrás la energía necesaria para que todo funcione correctamente?
Para conseguirlo, conoce los distintos grupos de alimentos que existen y evita comer siempre lo mismo.

¡Comer variado es más saludable y divertido!
 
 
 
 
 
Cada alimento participa en el crecimiento de nuestro cuerpo de forma diferente y nos aporta los nutrientes que necesitamos (hidratos de carbono, grasa, proteínas, vitaminas y minerales) para que todo funcione correctamente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


¡Todos los alimentos harán qué estés más sano y que cezcas bien!
 
 
Manos a la obra

Atrévete con sabores nuevos. Aprende a comer de todo, ¿qué es lo que más te gusta? ¿Y lo que menos?

Prueba aquello que creas que no te gusta aunque sea sólo un poquito. Verás como tu paladar se irá acomtumbrando poco a poco a los nuevos sabores.

No te saltes ninguna comida. Recuerda, son cinco al día. Te sentirás mejor y tendrás fuerzas para no parar.

1.- DESAYUNO
2.-ALMUERZO
3.-COMIDA
4.-MERIENDA
5.-CENA


 

domingo, 13 de mayo de 2012

Flores de cartulina

Nos gusta hacer trabajos artísticos. En clase usamos nuestra imaginación y todo nuestro arte para hacer cosas bonitas, pero en casa también podemos animar a los niños a desarrollar su creatividad. Pueden estar un rato entretenidos y será muy decorativo.

¿Quiéres llenar toda la casa de los colores primaverales? pues ya puedes hacerlo con estas flores de cartulina, muy fáciles de hacer.

Necesitaremos:
Cartulinas de colores
Pompones medianos o grandes, en colores claros
Cola
Tijeras
Molde de flores para recortar
(opcional)
Pajitas de plástico
Instrucciones:
Utiliza unos moldes de flores o dibuja tus propios modelos sobre la cartulina.

Recorta el contorno de la flor. Luego, haz un corte desde una de las uniones entre los pétalos hasta el centro de la flor.

Cuando llegues con la tijera al centro, recorta un pequeño círculo.
Superpones los dos pétalos divididos entre la línea de corte, y pégalos con cola.
Coloca un poco de cola sobre el pompón, y pégalo en el medio de la flor.

Cuidadosamente, da vuelta a la flor y pega la pajita al pompón que sale del orificio.
Pon la flor boca abajo para que el pegamento seque completamente.
Ya puedes colocar estas preciosas flores para decorar todos los rincones de tu hogar. Usa pajitas de diferentes largos, o dóblalos para dar un efecto variado a los ramos de flores.

Nota: Si no tienes pompones, puedes usar bolas de algodón.

jueves, 10 de mayo de 2012

Mariposas

Se acerca el día de la familia, el 15 de mayo, y podemos ralizar unos regalos para los papás, mamás, abuelos... para ello os presentamos unas ideas fáciles y divertidas para realizar con los niños. Sólo necesitamos materiales reciclados fáciles de encontrar.



Estas mariposas alegres y coloridas son muy fáciles de hacer y además están hechas con material reciclado. Para hacer esta manualidad vamos a usar rollos de papel higiénico y mucha creatividad. El resto de los materiales que precisas no son costosos, así que puedes hacer tantas mariposas como quieras.
Materiales para hacer mariposas
  • Rollos de papel higiénico (vacíos)
  • Cartulina de colores (mejor si consigues con algún bonito diseño como los lunares de las fotos)
  • Ojos movibles (opcional)
  • Cinta de colores
  • Cola adhesiva
  • Tijeras
  • Impresora
  • Papel
Puedes cambiar las cartulinas por papeles de colores
Cómo hacer las mariposas
Para crear la base de la mariposa necesitas cortar un rectángulo de cartulina de 11 por 13 centímetros aproximadamente. Coloca cola adhesiva en los bordes del rectángulo y un poco en el medio del rollo de papel higiénico. Con mucho cuidado para que quede parejo, tienes que ir deslizando el rollo encima de la cartulina con el pegamento, e ir presionando suavemente para que queden pegados. Ahora que ya tienes el cuerpo de la mariposa forrado, puedes pegarle los ojos. Queda más divertida aún si colocas ojos movibles de diferentes tamaños, como los de la imagen (no es imprescindible).
Luego, corta ocho centímetros de la cinta del color que hayas escogido. Un buen detalle es que sea del mismo tono que la cartulina que usaste para envolver el rollo. Después que cortes las dos tiras de cinta que van a ser las antenas de la mariposa, tienes que hacer un nudo en uno de los extremos y pegar la otra punta en la parte de adentro del tubo, como se muestra en la foto.
Imprime el molde de las alas y recorta la figura por los bordes. Coloca el molde sobre la misma cartulina de cartón que utilizaste para que combine con el cuerpo. Traza el dibujo y recorta las alas. Usando todas las cartulinas de colores que tengas, dibuja y recorta un montoncito de flores y pequeños círculos.


Comienza a pegar las flores y los círculos en el centro, jugando con los contrastes. No te preocupes si alguna se escapa de los bordes, luego puedes recortar con las tijeras lo que sobre, para agregar un bonito efecto. Cuando tengas toda tu decoración lista, agrega cola adhesiva en el centro de las alas y pégalo en la parte posterior del tubo.
¡¡FELIZ DÍA DE LA FAMILIA!!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Bizcocho

Bizcocho de chocolate y queso - microondas

Hoy os traemos un bizcocho de chocolate que os encantará, y no solo por lo bueno que está, sino porque al ser un bizcocho al microondas, veréis lo rápida y fácil que es su elaboración.

Es ideal para cualquier  fiesta infantil y también para cocinar con niños: sólo tenemos que mzclar los ingredientes, seis minutos de cocción en el microondas y tendremos listo un jugoso bizcocho de chocolate

Lo hemos vestido con frosting de queso, que se prepara en menos de cinco minutos y resulta delicioso.

¿Quién se anima?


Ingredientes:

Para el bizcocho:
·         150 gr. de chocolate
·         125 gr. de mantequilla
·         125 gr. de azúcar

·         50 gr. de harina

·         3 huevos

Para el frosting de queso:

·         1 tarrina de queso Philadelphia (300 gr.)
·         8 cucharadas de azúcar glass tamizada (o al gusto)

Para decorar:
·         Maltesers,

·         Bizcochitos

·         Cacao en polvo


Preparación:

En un bol grande, ponemos el chocolate y la mantequilla, y lo derretimos en el microondas, aproximadamente 1 minuto a máxima potencia. Removemos bien con unas varillas manuales.

Añadimos el azúcar, la harina y los huevos, todos a la vez, y movemos de nuevo hasta que todos los ingredientes están bien integrados y tengamos una masa lisa y homogénea.

Engrasamos un molde de plum cake, vertemos la masa y llevamos al microondas, durante 3 minutos a máxima potencia. Dejamos reposar, dentro del micro y sin abrir la puerta, durante otros 5 minutos. Y repetimos la operación: 3 minutos a máxima potencia y otros 5 de reposo.

Dejamos templar y desmodamos.

Para peparar el frosting, trabajamos en un bol el queso con un tenedor, y vamos añadiendo el azúcar tamizada, hasta obtener una crema lis y sin grumos.

Una vez frío, cubrimos el bizcocho con el frosting, espolvoreamos con cacao en polvo y adornamos con bizcochitos y los Maltesers.

martes, 8 de mayo de 2012

¿Se puede modificar una conducta?


La conducta de nuestros hijos suele tener relación con los modelos aprendidos y con la manifestación de estados de ánimo y de equilibrio personal. A veces, nuestros hijos presentan conductas ilógicas, tercas o que están fuera de lugar sin que podamos encontrar una explicación razonable ni consigamos erradicarlas. Con frecuencia los castigos o reprimendas no logran mejorar la situación. Por difícil que parezca hay maneras de modificar la conducta.

En no pocas ocasiones nuestros hijos desarrollan modos de comportamiento no adecuados, molestos, insolentes o retadores sin que tengamos conciencia clara de su causa o que, aun sospechándola, no sabemos poner remedio. Son conductas como lloros insistentes, enfados estrepitosos, hacer tonterías constantemente, estropear algunas cosas intencionadamente, etc. Y después de instauradas estas pautas de conducta, parecen irreversibles, como si formaran parte de la personalidad de nuestro hijo, tanto más cuanto más mayores son.

En cambio, sabemos por experiencia que esas maneras no deseables pueden cambiar, y de hecho cambian en función de las personas que le rodean en cada momento y de su manera de actuar. No es extraño ver cómo un niño que se comporta de un modo impertinente en presencia de su madre, actúa de modo adecuado en el colegio; que los malos modales que presenta en casa, se convirtieron en modales adecuados cuando estuvo un fin de semana en casa de una amig@.

Tengamos presente que todas estas conductas no deseables son el resultado de una estrategia, consciente o inconsciente, para lograr algo que ansía. Por lo tanto, cuando no están las personas que pueden conceder lo deseado, desaparece la conducta. Del mismo modo, en la medida en que las personas hacia las que dirige su conducta modifiquen su manera de actuar, cambiará su comportamiento.

Con frecuencia, lo ansiado por los hijos que presentan este tipo de conductas no es obtener alguna cosa material, sino lograr la atención, la aprobación y el afecto de las personas más significativas. No es que tengan unos padres que no les quieren o que les rechazan, sino que necesitan que el afecto y la aprobación se les manifieste de una manera más clara y más evidente. Lo que quiere es llamar la atención, se dice. En este caso parecería lógico que, si le prestamos la atención que reclama solucionemos el problema. En cambio esta conclusión es absolutamente falsa. Al hacerlo así, lo que le estamos enseñando es que obtendrá nuestro aprecio y atención presentando una conducta indeseable.

El camino para resolver de manera eficaz el problema de modificar esa conducta de nuestro hijo que, a todas luces, le perjudica y trastorna nuestras relaciones con él, pasa por las siguientes actuaciones:

  1. Acciones relacionadas con la conducta.
    1. No prestes atención a la conducta indeseable, no le riñas, no hagas comentarios. Sólo en algunos casos, hazle notar lo inapropiado de la conducta de manera escueta, sin perder la calma y con un tono de voz no estridente.
    2. En cambio presta atención a otras conductas deseables y muéstrale aprecio y consideración.
    3. Si la conducta es peligrosa, pon fin a ella lo antes posible. Si puede hacer daño a otros, por ejemplo, será necesario separarlo y apartarlo; si el problema es que se retrasa de manera exagerada, no le permitas salir en adelante.
    4. No cedas nunca a sus requerimientos o imposiciones a pesar de su insistencia, pero dale a entender que comprendes el sufrimiento que le produce su negativa.
    5. No le riñas o grites en el momento en el que se está produciendo la conducta indeseable. Actuar de esa manera, será tanto como claudicar ante su presión. Además, al ponerlo en evidencia o tratarlo con gritos, aumenta su irritación y su capacidad de juicio se enturbia más, con lo que sólo conseguiremos empeorar la situación. Si la situación lo permite, distrae su atención hacia otro asunto, cambia de tema o aléjate de él.
    6. Organiza, con la colaboración de tu hijo, un registro de conductas positivas y propón una recompensa para cuando consiga alcanzar una cierta cantidad. (En una hoja de papel más o menos elaborada, puede ir acumulando pegatinas, puntos, pintar cuadros, etc.)

  1. Acciones relacionadas con la comprensión de la conducta
    1. Ayúdale a reflexionar sobre lo inconveniente de su comportamiento en otro momento, cuando tu hijo esté tranquilo y con el juicio claro. Buscad entre los dos maneras diferentes de actuar.
    2. Ofrécele tu ayuda para mejorar la situación y el consuelo de tu comprensión.
    3. Propónle la disyuntiva entre actuar de manera adecuada o asumir un castigo relacionado con la conducta o bien con la pérdida de un privilegio. Puedes, por ejemplo, darle a elegir entre cuidar las cosas y no estropearlas o pagar con su dinero o con su trabajo la reparación de los daños. En otra circunstancia puedes proponerle hacer sus tareas escolares aprovechando el tiempo y disfrutar luego de tiempo libre o quedarse sin tiempo libre y pasar la tarde delante de los libros.



En síntesis, se trata de proporcionarle nuevas experiencias que le enseñen otras maneras de obtener el aprecio y el reconocimiento de los demás, de ofrecerle consuelo y ayuda y entrenarle para reflexionar sobre su conducta para que aprenda a tomar decisiones más acertadas.


viernes, 27 de abril de 2012

¿Sabías que...?



 Escrito por  Vanessa Helguera

Seguridad Vial

Cuando vayáis a cruzar por un paso de peatones con vehículos por los 2 sentidos… HAY QUE CRUZAR EN DIAGONAL, de tal manera que venga el coche, por el lado que venga, SIEMPRE QUEDE LEJOS DE TI (por si no le da tiempo a frenar……), NO como habitualmente hacemos, cruzando en línea recta.
Es importante recordarlo, y enseñarlo a nuestros pequeños... y mayores.

¿Por qué no es bueno el consumo de bebidas de cola?

Porque provocan un desajuste en el organismo entre el fósforo y el calcio, que deben estar en la misma proporción, es decir, 1:1, y con ello consigue que no se deposite el calcio en los huesos. Además, "secuestra" el calcio ya fijado en los mismos, pudiendo provocar problemas óseos tipo osteoporosis.

Es importante por ello, evitar el consumo de este tipo de bebidas, especialmente niños, mujeres, deportistas y 3ª edad.

 El Trigo.

Beneficios del consumo de trigo:

- Alimento rico en hidratos, lo que nos aporta mucha energía.

- Su riqueza en fibra, lo hace ideal para tratar el estreñimiento.

 - Por su aporte en vitaminas del COMPLEJO B, es RECOMENDABLE para personas nerviosas o en período de estudios.

- Su contenido en lignanos (fitoestrógenos) reduce la posibilidad de sufrir cáncer de pecho, útero o próstata.

- Tiene propiedades antioxidantes, es fuente de selenio y vitamina E, que protegen a las células frente a los radicales libres.

 - Se RECOMIENDA para las enfermedades cardíacas por su riqueza en vitamina E, que ayuda a que el colesterol no se oxide y bloquee las arterias.

 Esperamos que resulte interesante saber un poquito más sobre nutrición y la importancia de ésta.


Muchas gracias a Vanessa por su colaboración.
Invitamos a todas las familias a participar.

sábado, 21 de abril de 2012

Saber decir "no"

PONER LÍMITES, NORMAS

Eso está bien, aquello está mal, así se hace, así no... nos da la impresión de que los primeros años de nuestros hijos los pasamos señalando todo lo que se puede y, sobre todo, lo que no se puede hacer. Muchos padres tienen la sensación de decir “no” mil veces al día. O, al menos, de tener ganas de decirlo, porque con frecuencia nos frena la inseguridad de prohibir cosas a nuestros hijos. En realidad, poner unos límites claros y razonables es una de las tareas más importantes para que los niños no se conviertan en unos pequeños tiranos. Y cuanto antes, mejor.

La educación de los niños debe tener como objetivo fundamental el desarrollo de personas maduras, responsables y autónomas. Si el afecto, la ternura y la comunicación son instrumentos básicos para conseguir este resultado, no debemos olvidar que imponer unos límites claros y coherentes, aunque sea complicado e ingrato, es más que necesario.
Normalmente, a los padres nos resulta más fácil o cómodo decir "sí" a todo aquello que piden los hijos o dejarles hacer lo que quieren, pero decir un "no" a tiempo también es conveniente y necesario. De esta manera, enseñaremos a los niños a interiorizar unas normas y conseguiremos transmitir una disciplina que harán suya desde pequeños hasta que, progresivamente, se responsabilicen de su comportamiento.


Resulta divertido ver cómo desde muy pronto nuestros hijos aprenden a decir "no". Se niegan a ir a la cama, no quieren lavarse las manos antes de comer, nunca quieren recoger su habitación, mientras que a los padres nos cuesta llevarles la contraria y mantener firmes ciertos criterios. No se trata de ser rígidos e intolerantes, ni de convertirse en unos padres despóticos y autoritarios que siempre se opongan a los deseos de sus hijos, sino de entender la realidad y posibilidades de los pequeños en cada etapa de su desarrollo, mostrándoles convenientemente lo que pueden y no pueden hacer, lo que está permitido y lo que no lo está.

Durante los primeros años el "no" es una manera de frenarlos, de protegerlos, ya que los niños y niñas, llevados por su curiosidad, comienzan muy pronto a explorar su entorno y su afán descubridor puede llevarles a menudo a situaciones peligrosas: poner los dedos en un enchufe, llevarse cosas a la boca, etcétera. Hay que tener en cuenta que, en ese momento, para ellos resulta difícil entender las consecuencias de su acción y olvidan nuestras advertencias. Por eso tenemos la impresión de pasar todo el día con la negativa en los labios.

A partir de los 2 ó 3 años pueden empezar a discriminar entre lo que es posible y lo que está prohibido. A medida que dominan el lenguaje están preparados para entender los motivos de las prohibiciones, por eso es el momento para explicarles por qué no deben acercarse a una estufa encendida o bajarse de una acera y no simplemente decirles "no toques" o "no hagas".

Nunca resulta fácil decir "no", ni todas las familias son iguales. Cada una tiene su forma de educar a los hijos pero, aunque a veces y en determinadas edades sea difícil encontrar el término medio entre dejarles hacer y prohibirles, lo más importante es ser coherente y mantener la decisión con los razonamientos más convenientes para cada ocasión.
También es normal y lógico cometer algunos errores ya que muchas veces un "no" responde más al estado de ánimo de los padres o a nuestros propios temores que a la situación concreta que se está sancionando. En estos casos los niños pueden darse cuenta de la arbitrariedad de nuestra decisión e incluso, si son mayores, cuestionarla. Es entonces cuando es preciso hablar con ellos y enseñarles que los padres, como los hijos, también podemos equivocarnos y, si es necesario, debemos disculparnos asumiendo la equivocación, ya que nadie es perfecto.
Por último, es preciso tener en cuenta que los niños y niñas aprenden mucho imitándonos y observando nuestras actitudes, valores y comportamientos, y, por tanto, éstos deben estar en consonancia con nuestras palabras ya que de otro modo perderán, a sus ojos, todo su sentido.

miércoles, 18 de abril de 2012

GALLETAS ENREJADAS

Galletas enrejadas
Esta receta la podemos realizar con los niños y practicar la coordinación y la paciencia.




Ingredientes:

  • 1 lámina de masa quebrada, o pasta brisa
  • 1 cucharada colmada de azúcar aromatizado con vainilla o canela. Si no tienes, usa azúcar normal y canela molida
  • 1 cucharada de mantequilla fundida
Galletas enrejadasPreparación:
Comenzamos precalentando el horno a 200ºC. Extendemos la lámina de masa quebrada y la cortamos en tiras usando un cuchillo afilado. Yo utilicé una tabla de madera como guía.
Elaboramos el enrejado tal y como se ve en las imágenes: vamos levantando tiras alternas, colocamos una tira perpendicular, bajamos las tiras que habíamos subido, y subimos las que se quedaron abajo.

Cortamos las galletas con un cortapastas redondo, de diámetro ligeramente superior al de las tazas. Retiramos la masa sobrante, procurando no mover las galletas (La masa que sobra puede amasarse y volverse a estirar para hacer más galletas)
 Barnizamos las galletas con mantequilla fundida, y las espolvoreamos con azúcar aromatizado con canela o vainilla. Sed generosos con el azúcar, será lo único que aporte dulzor a las galletas.

Colocamos las galletas sobre papel vegetal sobre una bandeja de horno. Horneamos 10 minutos a 200ºC, hasta que estén ligeramente doradas. Servimos sobre tazas de chocolate caliente.


Receta e imágenes por SandeeA de La Receta de la Felicidad

miércoles, 28 de marzo de 2012

Miedo a la oscuridad


El miedo a la oscuridad es uno de los más frecuentes en los niños de 3 y 4 años y los padres se preguntan muchas veces de dónde surge. Hay que tener en cuenta varios factores.

Por un lado, en la mayoría de los cuentos y películas el malo aprovecha la protección de la oscuridad para cometer sus fechorías. Por tanto, no es tan extraño que antes o después los niños manifiesten cierto temor ante ella. Además, en estas edades su fantasía es desbordante y no acaban de distinguir bien la realidad de la ficción, lo que les crea ciertas confusiones.

Por otro lado, por la noche se produce la separación con los padres. Cada uno se va a su habitación a dormir y este temor se mezcla con el miedo a que venga 'algún malo'. En resumen, los niños asocian todas estas cosas a la oscuridad, de ahí el temor.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro hijo?

Unas veces, con dejar temporalmente un punto de luz o la puerta abierta el niño se queda tranquilo, pero otras no es suficiente. Os propongo una serie de estrategias que os pueden ser útiles:

§ Es importante crear una rutina de sueño agradable y tranquila.

§ Evitar cuentos, historias o películas que puedan causar miedo al niño, especialmente justo antes de irse a dormir.

§ Durante el día buscar juegos divertidos que se puedan hacer a oscuras dentro de la habitación por ejemplo con una linterna (jugar a las sombras, buscar un tesoro, adivinar ruidos...).

§ Si aparece una pesadilla por la noche, no encender la luz para calmarle. Se le puede calmar con la luz del pasillo, para que no asocie luz a tranquilidad.

§ No le amenacéis con lo que le da miedo si su comportamiento no es adecuado en un momento dado.

§ Podéis recurrir a cuentos infantiles que hay publicados sobre este tema y que así se pueda identificar con ese personaje, o aprovechar las ideas del personaje para superar su miedo.

§ Se puede recurrir a un muñeco o a un amuleto que le protege por la noche siempre y cuando el niño esté de acuerdo.

A veces, el niño intentará meterse en vuestra cama u os pedirá que, por favor, durmáis con él. Ésta es una decisión muy personal, pero el aceptarla no es garantía de solución. En este caso estáis metiendo el problema debajo de la alfombra y en algún otro momento saldrá a flote.

Esto no quiere decir que no os podáis quedar con él un ratito. Al contrario, no se debe dejar al niño solo con su miedo. Necesita de vuestra presencia, de vuestra comprensión y que le transmitáis calma y seguridad. Que le acompañéis un rato, le acariciéis, que escuchéis lo que tiene que decir y que desviéis su atención hacia cosas agradables. Pero tenéis que darle la oportunidad de que se vaya enfrentando a la situación él solo (aunque sea a ratitos) con las estrategias que hemos comentado anteriormente y que vea que él puede. Con vuestra presencia permanente no puede enfrentarse a su problema.

Si el temor a la oscuridad se debe a las pesadillas, es aconsejable que os hable de ellas y ver dónde está la raíz del problema para poder actuar. Si el miedo es a determinados personajes se le puede dejar claro que sólo existen en los cuentos, y que en vuestra casa no pueden entrar 'los malos'. En casa papá y mamá lo protegen. Enseñadle, por ejemplo, cómo cerráis la puerta de la calle.

Lo importante es que poco a poco el niño pueda asociar la oscuridad con tranquilidad, con cosas divertidas. Que le premiéis por los pequeños logros que vaya consiguiendo con vuestra ayuda.

Por último, un caso especial que suele conllevar dificultades: si acabáis de mudaros de casa, dadle un tiempo a que se acostumbre y que pueda sentir ese nuevo espacio como 'su' casa o 'su' habitación, y pueda ser para él reducto de protección y seguridad.


Escrito por SILVIA GIAO


jueves, 22 de marzo de 2012

Espirales de canela con glaseado de limón


Espirales-de-canela-con-glaseado-de-limonIngredientes (para 10 espirales):
  • 1 plancha de hojaldre
  • 3 cucharadas de azúcar en grano
  • 1 cucharada de canela molida
  • 1 huevo batido
  • 4 cucharadas de azúcar glass
  • 3 cucharadas de zumo de limón
Preparación:
Mezclamos el azúcar en grano y la canela molida y cubrimos con esta mezcla la plancha de hojaldre.

Enrollamos y cortamos 10 espirales, desechando los extremos.

Ponemos las espirales sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear, se pintan las espirales por los lados y por la parte superior con el huevo batido, y horneamos durante 10 minutos a 220º, aproximadamente, hasta que estén bien doradas.

Mientras se hornean, preparamos el glaseado, mezclando en una taza o bol pequeño el azúcar glass con el zumo de limón.

Una vez horneadas, se dejan templar y se cubren con el glaseado.

Receta e imágenes de María Lunarillos

miércoles, 14 de marzo de 2012

Autoestima




Consejos para estimular la autoestima de los niños

La autoestima se construye a través de un proceso de asimilación e interiorización desde el nacimiento pero que puede modificarse a lo largo de toda la vida. Se genera por la imagen que los otros nos dan de nosotros mismos y por el valor que demos a esta imagen. Es durante la infancia y adolescencia donde la autoestima crea una marca profunda, porque es en estas etapas cuando nos encontramos más vulnerables y flexibles.

Considerando que una buena autoestima hará con que el niño experimente efectos positivos como la confianza, el ánimo, el interés y el placer de aprender y de realizar sueños, es necesario que sea edificada desde que el niño sea apenas un bebé. El afecto y el cariño entre el recién nacido y sus padres, pueden ser considerados una guía de la autoestima. El bebé debe sentirse querido y abrazado por lo que es. Por eso, en el caso de que tu bebé haya nacido con alguna anomalía o deformación física, cuide para que él no sienta tu preocupación. Acércate aún más a él. El niño que no siente que es valorado por sus padres, puede desarrollar el miedo de ser abandonado.
Como siempre decimos, cada niño es único, y en el caso de que quieras construir una buena autoestima en tu hijo, debes considerar factores como su temperamento, sus habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos, y su nivel cognitivo.

Cómo estimular la autoestima en casa
Para desarrollar el sentimiento de valía personal en los hijos es necesario que estos se sientan queridos por las personas más significativas de su entorno familiar. Por esto, la clave del éxito reside en una mejora e incremento de la comunicación entre padres e hijos.

Para fomentar la autoestima del niño puedes seguir algunos pasos a seguir:

1- Incentiva el desarrollo de las responsabilidades del niño. De una manera positiva, crea algunos compromisos y exija, en un clima de participación e interacción, su cumplimiento por parte del niño.

2- Dedica a cada hijo el tiempo que sea necesario. Cuánto más íntima sea la relación con tus hijos más fuerte será la convicción de estos acerca de su valía personal. En este sentido, los niños que posean una autoestima entre baja y mediana necesitarán un contacto mucho más personal que los que tengan una autoestima alta.

3-  Da la oportunidad al niño a que tome decisiones y resuelva algún problema.

4- Solicita a tus hijos ayuda y consejo. El hecho de asignar responsabilidades a los niños contribuye a desarrollar en ellos un sentimiento de confianza y además si le pides su opinión contribuye a aumentar sus sentido de valía personal. Se recomienda que esta ayuda y consejo se soliciten y que no se exijan.

5- Refuerza con positivismo las conductas del niño. Por ejemplo, cuando él haga los deberes, o recoja sus juguetes, o se cambie de ropa solo, dile con cariño y de forma efusiva ¡qué mayor eres!, ¡Gracias por ayudarme!, o ¡lo has hecho muy bien!

6- Pon  límites claros a tu hijo, enseñándole a prever las consecuencias de su conducta. Ejemplo: "Si no recoges tus juguetes, no irás al cine". Y que no haya vuelta atrás.

7- Comparte tu vida con tus hijos. A los niños les encanta escuchar anécdotas ocurridas a sus padres. Otro aspecto, es que también les gusta que los padres les lleven a sus lugares de trabajo o a los sitios que frecuenta con sus amistades. Estos aspectos favorecen que el niño se sienta importante en la vida de sus padres.

8- Enseña a tu hijo a resolver sus propios problemas y a aprender de sus errores y faltas, de una forma positiva. Por ejemplo, si el niño no alcanza una buena nota en una asignatura escolar, anímale a estudiar más y a prepararse para superarse en el próximo examen. De nada adelantará culpabilizarlo. El niño debe sentir que un error puede ser convertido en un aprendizaje y, consecuentemente, que podrá arreglarlo si emplea más esfuerzo.

9- Se  auténtico y sincero. Este aspecto significa que con los hijos se debe ser honesto y espontáneo. Ser auténtico exige que los padres no se contradigan en las valoraciones que hagan de sí mismos y que no proyecten sus inseguridades sobre sus hijos.

10- Deja de lado las críticas que nada construyen. Los insultos no favorecerán a la autoestima del niño. En lugar, por ejemplo, de decir "eres un desordenado, tienes tu cuarto como una basura", mejor decir "No me gusta ver tu cuarto tan desordenado, me pone muy triste". Así, estarás demostrando que lo que a ti te disgusta es el desorden del cuarto, no el niño.

11-Procura trasmitir mensajes verbales y no verbales coherentes. Los niños son muy sensibles al lenguaje gestual. Por esto, se debe de tener en cuenta que la distancia física, la velocidad del habla y la expresión facial sean coherentes con el mensaje.


Autoestima en clase

La llegada a la escuela supone un reto muy importante para el alumnado, que debe comenzar a construir su propia identidad en un medio que no conoce y en el que carece del grado de confianza que disfruta en su entorno familiar.
Por ello, es de enorme importancia que el desarrollo de una adecuada y ajustada autoestima se trabaje desde los primeros momentos y desde las primeras etapas del sistema educativo en colaboración con el otro gran pilar de la vida del niño: su familia.

Basándonos en que la socialización del alumno debe hacerse atendiendo a los grandes focos de influencia en estas edades, que son la familia y la escuela, ponemos de manifiesto la importancia de las relaciones de comunicación y participación de ambas en el proceso educativo del alumnado.

El programa de autoestima en la escuela, cuyos objetivos serán:

• Adquirir una imagen positiva.
• Confiar plenamente en las propias capacidades de actuación.
• Mejorar la independencia y autonomía.
• Confiar en la docente.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Padres sobreprotectores



Para que los niños tengan un buen desarrollo emocional, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres; sin embargo, un exceso de protección puede traer más problemas que ventajas.
 Es lógico que todos los padres quieran lo mejor para sus hijos: los mejores alimentos, los cuidados médicos más avanzados, la ropa más bonita y los juguetes más estimulantes, pero bajo esta premisa algunos de ellos envuelven a sus niños entre algodones sin darse cuenta de hasta qué punto pueden perjudicar con ello el desarrollo de su personalidad.

Este tipo de padres, viven tan pendientes de sus vástagos que ponen un celo desmesurado en sus cuidados y atenciones, ven peligros donde no los hay y les ahorran todo tipo de problemas, pero a su vez les privan de un correcto aprendizaje ya que no les dejan enfrentarse a las dificultades propias de su edad de donde podrían extraer recursos y estrategias que les servirían para su futuro.
Muchos son los indicadores que pueden servirnos de ayuda a la hora de pensar si no les protegemos en exceso, algunos de los más evidentes son:
  • Observar si cuando cometen algún error o tienen algún tropiezo tendemos a disculparles y proyectamos su responsabilidad en compañeros y maestros, o bien si hablamos con ellos de sus conductas y sus resultados.
  • Analizar si tendemos a evitarles situaciones que pensamos pueden resultarles conflictivas o difíciles de resolver o, si por el contrario, procuramos prepararles para ellas.
  • Ver si nos anticipamos a sus demandas procurándoles a menudo lo que aún no han pedido, como juguetes, golosinas, distracciones, etc.
  • Pensar si estamos fomentando en ellos conductas más infantiles de las que corresponden a su edad porque quizá nos resulta difícil aceptar que están creciendo.
Una relación padres-hijos basada en la sobreprotección tiene más efectos negativos que positivos ya que a los niños les costará mucho llegar a alcanzar su madurez.

Además, impedir que un niño aprenda por sí mismo y responda espontáneamente a las situaciones que surjan a lo largo de su proceso evolutivo puede provocar:
  • La disminución en su seguridad personal.
  • Serias dificultades a la hora de tolerar las frustraciones y los desengaños.
  • Un mayor apego hacia sus padres que más adelante puede generalizarse en cualquier tipo de conducta dependiente.
  • Niños insaciables que no saben valorar nada de lo que tienen y que más que desear las cosas las piden de una forma compulsiva y sin sentido.
  • Un retraimiento o inhibición en su conducta que dificultará sus relaciones sociales: no les gusta ir de campamentos, les cuesta jugar o conversar con otros niños de su edad, no pueden afrontar situaciones nuevas.
Por tanto, si no queremos convertir a nuestros hijos en criaturas inseguras, inhibidas y dependientes, hemos de prestar atención a su desarrollo evolutivo para saber qué podemos exigirles que hagan por sí solos.
En cualquier caso, hay que ser conscientes de que van creciendo y deben ir separándose - como nosotros de ellos - para conseguir una identidad propia.
En muchas ocasiones, conviene aplicar el refrán y dejarles tropezar dos veces en la misma piedra. De los errores siempre es posible aprender.